La protegerá con su último aliento... hasta que se convierta en su próximo objetivo.
Las ambiciones de Leisa solían ser simples.
Proteger a la princesa.
Ocultar su magia.
Esperar encontrar a su familia.
Pero todo eso cambia cuando su Rey le exige que use sus habilidades únicas para espiar al Reino rival de Garimore.
Sola, lejos de casa y viviendo una mentira que se vuelve más peligrosa cada día, la tarea de Leisa se complica por su enemigo más peligroso hasta ahora: el asesino enmascarado conocido solamente
como el Cuervo.
Todos en los Cinco Tronos le temen, pero el Cuervo no es lo que Leisa esperaba. Tan silencioso como letal, provoca su curiosidad tanto como su miedo y esconde secretos que está decidida a conocer.
Cuando su ya precaria misión da un giro mortal, Leisa debe evadir al propio Cuervo si quiere tener éxito. Nunca se había hecho antes, pero Leisa es muy terca. Y si ella no se convierte en la primera en escapar de su espada, todo su Reino pagará el precio con sangre.
Contra todo pronóstico, Leisa ha regresado a Farhall con noticias de la traición de Garimore...
Pero su recepción está lejos de la bienvenida de heroína que se imaginaba. En cambio, se encuentra prisionera de los crecientes temores y sospechas de un hombre al que una vez consideró un padre. Para escapar, debe abandonar todo en lo que una vez creyó y dejar atrás toda esperanza de respuestas sobre su pasado. Pero si se queda, significa traicionar la frágil confianza del hombre que le salvó la vida en Garimore.
Dividida entre su deber y su deuda, Leisa se ve obligada a huir con Kyrion, dejando atrás el único hogar que puede recordar para viajar al incierto santuario de Dunmaren: El Reino de las Sombras, hogar de los Elfos Nocturnos. Allí, Leisa debe confrontar sus crecientes sentimientos por Kyrion, su miedo a su propio poder y la hostilidad de un pueblo al borde de la guerra.
Cuando llegan noticias espantosas de Farhall, tanto Leisa como Kyrion deben decidir dónde residen sus lealtades definitivas. ¿Podrá Kyrion encontrar un camino hacia la paz que no requiera que renuncie a la única mujer que ha amado? ¿O Leisa no tendrá más alternativa que salvar al Reino que todavía ama a costa de su propio corazón?
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